
Foto: Héctor Hesaro
Salí ayer de Butarque ninguneando como un elefante. Moviendo la cabeza de un lado para el otro y respirando el sentir de los aficionados. Que si Borja y Guillermo no meten un gol al arcoíris, que si Garitano hace mal los cambios, que si la abuela fuma y otros derivados, que podrían resumirse en «inserte su queja aquí«. «A este equipo le falta gol, te lo digo yo«, comentaba uno de los 4.174 entrenadores que ayer se dieron cita para ver al Mallorca. «Pero tío, ¿qué quieres? Ya lo dice el cartel, ‘esto es Butarque y aquí sólo ‘empata’ el Lega», bromeaban en el fondo norte.
En cualquier caso, compartía el sinsabor de haber mandado otros dos puntos al limbo. ¿Por qué no gana el Lega si fue superior? ¿Por qué no entra la pelotita? Sin las sensaciones halagüeñas de partidos atrás –hasta en Elche lo vi más imponente– el Lega es el equipo que más empata en Segunda División. Eso es un dato irrebatible. Siete igualadas en 11 jornadas, un récord que, como aseguró el capitán Mantovani tras el partido, «no beneficia para nada» al conjunto pepinero.
Por otro lado, más tranquilo al llegar a casa, uno intenta rebobinar y se da cuenta lo distintas que serían estas líneas si el larguerazo de Borja Lázaro hubiera acabado besando las redes. «La pizarra de Garitano gana a la de Ferrer» o «el Lega hace bueno el empate en Elche» ilustrarían la prensa de este lunes. El periodismo deportivo actual es así, como los forofos. Pasional, se arrima al sol que más calienta y denota una profunda falta de análisis. Críticas sí, todas las del mundo, pero sin olvidar que este equipo hace muchas cosas bien. Muchas.
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