
Tengo la sensación de que el gol de Óscar fue un espejismo. Un mes después de aquel subidón, el tiempo está quitando la razón a este Lega que sufre, que corre, que padece cada derrota, pero que no tiene fútbol. Le falta atrevimiento, le falta un plan y le falta la confianza que se le ha negado toda la temporada. Un buen cóctel que hace más complejo el análisis cuando entran en juego los factores externos.
No escribo en este blog -justo- desde ese día ante la Real Sociedad y por aquel entonces había muchas cosas que eran mejor en Butarque. Entre ellas Braithwaite y esa ilusión disparada al ganar con un golazo en el último minuto, totalmente fumigada en las cuatro últimas jornadas con partidos insípidos que te levantan del asiento con ganas de meter tú mismo la cabeza o de cortar esa contra del equipo rival. Todo son finales y ninguna se ha ganado. Otra oportunidad perdida, pero nada cambia, la vida sigue igual. A cinco de la salvación, no es ni tan siquiera un milagro si sólo miramos los puntos. Pues claro que es posible. Claro que se puede.
El análisis duele mucho más cuando se retrocede al mes de enero, en concreto. Victorias en Copa, al Espanyol en casa y empates en Vitoria y Valladolid. La rueda giraba hasta que llamó Monchi preguntando por En-Nesyri. Pero si vamos más atrás, todo nace con la tardía salida de Pellegrino, o con todo el tiempo perdido llorando (con razón) al VAR y si seguimos retrocediendo en el tiempo acabaremos maldiciendo el adiós de Asier Garitano y la oportunidad perdida del Lega para no darle las llaves del estadio y 40 millones de verdad. Pero nada de esto tiene sentido si cada domingo el aficionado pepinero deja Butarque bandeando su cabeza como un elefante recordando el pasado como el que recuerda a un viejo amor.
Ni tampoco tiene sentido que piten a Eraso, ni a ninguno que lleve la camiseta del Leganés, porque la memoria también debe existir en el fútbol y sobre todo en un club como el Lega. Al igual que sus aficionados. Creo, y escribo, seguramente sin ningún derecho para decir a nadie lo que tiene que hacer, que el camino no es anteponer el número de ascensos que has visto en directo. No sé si me explico. A mí, mientras tanto, me vale con llegar a la última jornada con opciones. Ahí rezaré más fuerte que nunca a la Virgen de Butarque y al zorro de Javier Aguirre. Porque ahí, en ese momento donde todo se decide, no le gana nadie.