«Que nadie se olvide de dónde venimos». Suena profético, casi filosófico para un entrenador de fútbol, pero es la base para que cada punto perdido no suponga una decepción en el aficionado del Lega. Ayer, tras el 0-0 en Vitoria, el seguidor pepinero apagó el televisor y miró la clasificación. La gran mayoría pusimos un gesto como si el plato de comida tuviese un pelo. Está riquísimo, sí, pero tiene un pelo y lo has visto al primer bocado. Ahí nace el problema, querer ganar la carrera y olvidarte que conduces un Seat Ibiza. No me hagan recurrir a más metáforas.

Que no está nada mal y te da tus alegrías, pero nunca para darse codazos con los mejores de la categoría. Ahí no está la pelea de un Leganés que este domingo salió de Mendizorroza con algo más que un punto. El partido fue más bien feúcho, sobre todo en su primera parte, interrumpido constantemente, y mejoró algo en la segunda mitad. La tuvo Szymanowski –sorprendentemente suplente pese a la buena actuación de Rubén Peña– y también Gabriel en una última jugada casi maradoniana. Al borde del descanso fue Omar Ramos quien hizo temblar el poste trasero de la portería alavesa.

Tampoco entraron las de un Alavés –liderado por Toquero– que se enteró de quién es Jon Ander Serantes. El portero vasco del Lega volvió a salir de vacío por segunda semana consecutiva. Un punto, como reza el clásico, que puede hacerse bueno este domingo ante el Albacete. Los manchegos llegan cómodos tras golear al Almería. El Lega no quiere dejar escapar más puntos en Butarque y para ello recordará «de dónde viene» y lo que «ha costado» llegar hasta aquí. Exijan entrega sin medida, pero al igual que la plantilla, nunca olviden que hace sólo 14 meses el Lega no salía en los resúmenes de la tele.

Imagen: as.com