Open top menu

Quitemos la nieve entre todos

El equipo no da más de sí. Esa es la sensación que desprende este Lega que afronta su peor situación deportiva de los últimos ocho años. Ni el club, ni el aficionado han vivido un momento tan amargo de forma reciente. Han sido años de vino y rosas. Muchas más victorias que derrotas, dos ascensos, una eliminación copera al Real Madrid y un gancho ganador que llegó a tumbar al Barça de Messi. ¿Y qué hacemos ahora? ¿Por dónde está la salida? ¿Hay puntos y tiempo para la salvación?

El Leganés de Pellegrino 2.0 es colista y sigue sin ganar tras nueve jornadas. Lo peor de todo -más allá de los fríos números- sea esa sensación de que el vuelo no se alza si nada cambia. El vestuario muestra un apoyo equidistante a su técnico -solo hace falta leer las últimas entrevistas- y el técnico argentino parece haber agotado toda la ropa que tenía en el armario. Ante el vecino se produjo el enésimo cambio de abrigo en busca de alguno que pudiera ofrecer el calor de hace tan solo unos meses. Sabin de repente, Arnaiz desaparece, otra pieza nueva en defensa…

Ante los medios, Pellegrino se mostró débil, sin una palabra de persuasión y asumiendo una temprana destitución. En el campo, cero patatero. Otra vez gol encajado y bloqueo mental. Para colmo, la impotencia me comía por dentro viendo sufrir a Bustinza y dejándose el alma en cada protesta. «Juan, Juan, eso no ha sido falta«, replicaba una y otra vez a Martínez Munuera, llamando a los árbitros por su nombre, como los buenos. Como los jugadores que se preparan hasta el más mínimo detalle en cada partido.

Bustinza fue el cambio sacrificado en defensa. Siempre él, y no Siovas, por ejemplo, cuya temporada dista mucho de su mejor versión, o cualquiera de sus compañeros. Hay muchos que no están bien o directamente, atraviesan un momento de desapego brutal. Ni mirar al técnico en un cambio, ni dar esa carrera de más, o esbozar una media-sonrisa cuando pierdes en Getafe. Quizá para algunos sea un partido más en su vida profesional, pero al seguidor le estás metiendo un pellizco en el alma.

Por eso repito. ¿Cuál es el camino? ¿Por dónde salimos de ésta? Se me ocurren dos recetas, la primera «más Bustinzas y más Erasos», ese tipo de futbolista que siente, padece y sufre como tú. La segunda, que la afición anude sus manos como nunca y recuerde con fuerza la casilla de salida. Días como aquel partido contra el Cartagena, donde la afición fue indispensable para que pudiera jugarse, seguramente el origen de todo lo bueno que vino después. Hay tiempo, hay vida, pero para ello debemos volver a quitar la nieve entre todos empezando por los de arriba.