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Un problema de exigencia

T

erminó el partido contra el Barça y Garitano compareció ante los medios con un tono pesimista, volviendo a recordar que «encajando tantos goles será difícil la permanencia». Hacía un rato largo que esa palabra no aparecía en la sala de prensa de Butarque, pero el entrenador del Lega la sacó a la palestra pese a ocupar la novena posición. Es un técnica habitual del vasco ante los micros. Cuando los pies airean del tiesto, Asier vuelve a meterlos y, lo más importante, envía un mensaje a los suyos. «Esto te puede pasar, pero yo no quiero altibajos. Antes no podíamos pensar que íbamos a jugar en Europa y que algún jugador nuestro iba a ir a la selección y ahora, después de perder, no somos un desastre. Buscaremos ese equilibrio, pero siempre con tranquilidad».

Al terminar de escribir las últimas líneas de la rueda de prensa de Garitano volví a leer una frase que, sin duda, me pareció la mejor. Resumía a la perfección la frustración del seguidor del Leganés, la cual ha hecho propia después de cinco años de predicamentos garitanistas. Conformista, no; realista, sí y soñador, cada noche y a cada minuto. Era el Barça, pero también «era de nuestra Liga». Ahí nace la impotencia. Uno piensa que si el ‘Pichu’ Cuéllar no da ese paso hacia la derecha (yo también lo hubiese dado) no habría llegado el gol de Luis Suárez. O si Claudio Beauvue hubiese marcado en ese mano a mano con Ter Stegen nada más comenzar la segunda mitad, otro gallo hubiese cantado.

Pero como no me gusta el fútbol ficción y cada vez siento menos pasión por las «sensaciones» -como dice Asier- porque estas nunca te dan puntos, decidí releer esa última frase del míster que lo tenía todo. El mensaje perfecto para el seguidor del Leganés que llegó a casa el pasado sábado con más rabia que felicidad. Aquí va: «Estamos bien», dijo Garitano. «Nuestro problema es que queremos mucho más». Ese es el bendito problema (también llamado ambición) que tiene el Club Deportivo Leganés desde hace cinco temporadas.

Porque digo una cosa. Ya solo el hecho de jugar contra Messi es siempre un motivo de felicidad, pero sin olvidar que el de Rosario es tan de Primera División como Diego Rico, Gabriel o Nordin Amrabat, por citar tres ejemplos. En eso estamos todos de acuerdo. Y se vio en lo primeros 25 minutos de la segunda parte. Luego llegó otra volea de Suárez que tampoco apagó al Lega, pero la puntería acabó por castigar a un equipo que ya mira al horizonte con mucha hambre. Imagínense después de tres jornadas sin puntuar. Ojalá Vigo fuese mañana mismo.