El jugador vasco termina contrato en junio y sigue negociando su futuro

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odavía no hay nada cerrado, pero es evidente que la continuidad de Unai Bustinza peligra para el Leganés. El vasco ha mandado a su representante sondear el mercado al no haber alcanzado un acuerdo con el Lega. Anoche cenamos con informaciones procedentes de Valencia que daban por hecho su fichaje por el Levante para la próxima temporada. Increíble, pero cierto. Después de Sergio Postigo y Rubén Peña, podría llegar el ‘caso Bustinza’.Les cuento la historia por si alguno anda despistado. Corría el verano de 2015 cuando este aguerrido central bilbaíno –recién venía de marcar a Neymar en la final de Copa– decidió dejar su Athletic del alma (ante la falta de oportunidades) para recalar en un equipo de Segunda del montón, avalado por Asier Garitano, eso sí, pero con la dificultad de hacerse un sitio en el once y estar despegado de cualquier vitola de estrella. La palabra currante le define mucho mejor. Para empezar, Mantovani e Insua fueron su montaña.
Jugó casi una veintena de partidos, pese a las lesiones, y demostró que cuando hacía falta siempre estaba ahí. Y no hablo sólo de un magnífico central o un buen lateral que se parte el cráneo en Mallorca, hablo de un jugador que siempre ha puesto buena cara para representar al club en un acto y cuyas palabras son un seguro de vida para todo jefe de comunicación. Ponga a Bustinza delante de un micrófono y tenga por seguro que el precio del pan no cambia ni un céntimo.
Lidió con Víctor Díaz, con Tito, Ezquiel Muñoz, Mauro, Tarín y Siovas, y siempre dio la talla. El pasado curso, para más señas, fue el jugador que más veces terminó siendo elegido «mejor del mes«. Bustinza siente al Lega y lo sentirá de por vida. Él lo tiene claro, tal y como dijo en su visita a Hora Blanquiazul hace justo un mes: «Sería bonito continuar en el Leganés». Sobre las mismas fechas, en el diario As, el defensa de 26 años volvió a dejarla caer: «A todo jugador le gusta que le valoren por lo que rinde».
Ahora recuerdo nombres del pasado que se fueron sin el deseo del club, pero acabó ocurriendo por la incapacidad de gestionar adecuadamente los plazos o de rascarse más a fondo el bolsillo. El tiempo ha demostrado que fue un error. Ojalá el Lega no pierda otra de sus señas de identidad. Se fue Garitano, se fue Mantovani y se fue Serantes. Cada uno por sus razones o motivos, pero es innegable que con ellos se va una parte indispensable de identificación y compromiso. Espero que el próximo mes de junio, las únicas rayas que vista Bustinza sean azules… y blancas.