Si uno echa, ligeramente, la vista atrás puede observar cómo el Leganés ha crecido mucho en estos últimos 365 días en Primera división. La evolución del equipo de un año para otro ha sido tal que la profesionalidad del club está trayendo éxitos y más éxitos a una disciplina que hace un año no tenía ni Ciudad Deportiva, por ejemplo.

No quiero centrarme en qué cosas se han hecho bien o que cosas no, porqué las habrá, para bien y para mal. Únicamente, y cómo suele ser habitual en esta pequeña ventanita que es ‘Lluvia y gol’, quiero mostrar al mundo pepinero ciertos datos y/o estadísticas para que las conclusiones puedan percibirse solas.

Un 5 de febrero de 2017, el Leganés estaba desarrollando su idilio con la Primera división en el que fue su debut en la élite. Por aquel entonces, se completó la jornada 21 de Liga. Un 4 de febrero, el Leganés jugaría su último partido en el Vicente Calderón, encuentro en el que dos zarpazos de Torres dejaron de bajón a un Leganés que rozaba el descenso. ¡Ojo! Sin haberlo pisado nunca… Meritazo.

El debut de Siovas y de Bueno no fue del todo bien, pero nunca se miró atrás, ni se bajaron los brazos. El Leganés llegó al lunes 6 de febrero con 18 puntos, cinco por encima del descenso. Hoy, 5 de febrero de 2018, un año después, el Leganés, no sólo es semifinalista de Copa del Rey (por lo menos hasta el miércoles), sino que tras 22 jornadas de Liga (21 partidos) ocupa la decimosegunda posición con 29 puntos, 12 por encima del descenso.

Lo más ‘gracioso’ de todo esto es que si tuviéramos los mismos puntos que hace un año a estas alturas tampoco estaríamos en descenso, puesto que el Dépor tiene ahora mismo 17. No quiero ir más allá, ya que hay muchas cuestiones sin cerrar encima de la mesa… para mí, la más preocupante tiene nombres y apellidos: Asier Garitano.

De eso ya hablaremos en otro Blog. De momento, 365 días después, 11 puntos más…