Nunca será suficiente por muy bien que vayan las cosas

El CD Leganés juega en unas horas un duelo ante un equipo que también lucha por regresar a Primera División: el RCD Espanyol. Muchos pueden adjudicar a este partido la palabra de clave mientras que otros no utilizan ningún adjetivo calificativo en la jornada 14 de 42 que se deben disputar en la categoría de plata. Sin embargo, los números encuadran en este choque a un Espanyol segundo con 27 puntos y a un Leganés cuarto con 25. Ambos equipos con un partido menos que el resto de equipos (salvo Almería) y con el liderato en juego. La situación de los pepineros es algo que mucho habrían firmado con los ojos cerrados. Sin embargo, desde que comenzó la temporada los partidos del equipo de José Luís Martí no han destacado por un juego vistoso. Algo que genera que cierto sector de la afición no se contente con el equipo.
El problema viene cuando a esos sectores se los contesta con hecho y resultados. En el último mes el Leganés ha disputado seis encuentros en los que ha logrado 13 puntos de 18 posibles. Incluso hay que admitir que el blindaje pepinero ha funcionado con tan solo nueve goles encajados en estos primeros trece choques. Con todo y con eso, la gestión de los minutos de los jugadores está siendo correcta. Si tenemos en cuenta la amplia plantilla del Leganés este año, encontramos multitud de soluciones que se han traducido en puntos los últimos partidos. Y qué decir de la confianza que ha inyectado Martí en jugadores como Arnaiz o Sabin Merino, testimoniales en temporadas anteriores. Cualquier seguidor del Leganés admitirá que el ascenso y progreso del club en los últimos años ha sido estratosférico, y que nunca hubieran pensado haber visto a su equipo en Primera.
Todos esos aficionados disfrutaron de cuatro temporadas en el fútbol de la élite. Vieron a sus jugadores realizar grandes gestas, pero el final del cuento fue demasiado cruel y muchos todavía querrían haber encontrado en la mano de Jovic la alegría que dio Maradona con su mano de Dios (descanse en paz Don Diego). Ese final tan injusto se tradujo en un proyecto ilusionante con jugadores de primer nivel. Quizás un juego vistoso o atractivo para el espectador no se produce cuando los pepineros se colocan el escudo de laurel en el pecho. Quizás no son los mejores que juegan al fútbol, pero en la competición, que es lo que juega el Leganés cada fin de semana, sacan los resultados necesarios para estar dónde creen que deben estar. Nunca será suficiente por muy bien que vayan las cosas. Bendita inconformidad.