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a semana, como de costumbre, se vistió de gala. Palomitas incluidas, la sala -abarrotada- se preparaba para disfrutar de la cinta de este viernes. Pero por seguir en términos cinematográficos, la película fue de ‘modorra’. Me vi contagiado por un Leganés nulo que me provocó un bostezo en bucle del minuto uno al ochenta y ocho. En ese momento, Szymanowski, el único que lo intentó, protagonizó el primer tiro entre los palos de la portería de Rulli. El primer lanzamiento del partido, sí.

Razón de peso, por cierto, para que mi cabeza ya estuviera a punto de posarse sobre el hombro del vecino de asiento y un sueño profundo me hiciera babear por la comisura izquierda. Uno, acostumbrado a ver a los abanderados de la intensidad dejarse todo sobre el verde, echó en falta muchas cosas, quizás demasiadas, en la tarde noche del viernes. La que no faltó, eso sí, fue una afición que vio el estreno de una nueva grada de animación y que tuvo la madurez para despedir a los suyos entre aplausos. Mi enhorabuena por las dos partes.

Y por último, les diré que me dejé llevar por el fin de semana del ‘desbloqueo’. Sí, pensaba que el Leganés también iba a lograr solucionar el trámite de ganar con los suyos y la, por qué no, abstención del rival. Pero no, la Real pasó el cepillo por Butarque y dejó la rúbrica en el contrato de la realidad en Primera. Ese ‘contrato’ en el que el ‘Lega’ siempre tendrá que correr más que el rival y en el que «unidos, se conseguirán resultados». Garitano dixit.