
El Leganés jugaba frente a la Real Sociedad con la lógica euforia de los tres últimos choques, especialmente el del Betis, y más si uno recuerda las dificultades que encontró Pellegrino para mantener la intensidad y la mente de un equipo que tuvo un comienzo de temporada complicado y que supo sacar la cabeza de los puestos más comprometidos.
Pero, ¿el halago debilita? Lo decía Asier Garitano. No se cansaba de repetirlo porque cuando pierdes la línea a seguir, te pasan por encima. Y eso fue lo que pasó en Anoeta. Ni más ni menos. Hasta hace bien poco, las críticas eran habituales. Todo fue tornando, apoyándose en los resultados, en lo buena que era esta plantilla, pero a mí me gusta eso de volver a la realidad, al fútbol de verdad, al de currárselo. Al de la actitud y cuerpo a cuerpo, la esencia del Leganés, y que además sé que va a marcar mucho el devenir de la temporada.
Cuando comienza la temporada los objetivos que se demandan son suficientemente importantes. Ni más ni menos que seguir una temporada más entre los mejores, a ser posible mejorando lo conseguido en el curso anterior. No se desvíen del camino, que no hay vez que lea la tan manida palabra eurolega y llegue el batacazo. Primero la salvación, que si llega un objetivo mayor, ya habrá tiempo para comentarlo y por qué no, ilusionarse.
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