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o tengo duda de que ustedes conocen ese refrán que afirma que ‘goles son amores y no buenas razones’. Eso es lo que parece que ha sido capaz de lograr Mauricio Pellegrino gracias a los tantos que han llevado a su equipo a conseguir dos victorias consecutivas en LaLiga y encadenar cinco partidos oficiales sin caer derrotado. Racha que le ha servido para salir de los puestos de descenso. El entrenador argentino no las tenía todas consigo en el inicio de la temporada y entró en una racha con demasiadas dudas dónde llegó a perder la confianza de un sector de la grada.Recuerdo que el propio entrenador pedía paciencia, argumentaba sus motivos para trasladar tranquilidad, pero sin goles poco se podía entender. Los goles han llegado -y la seguridad defensiva- y con ellos la confianza hacia un entrenador que tiene ante sí una papeleta complicada. El camino que mantiene este equipo mejora jornada a jornada, pero nada valdrá sin la tranquilidad que daría la permanencia el próximo mes de junio.
Parece que Mauricio ha encontrado el mensaje. Parece que, guste más o menos, ayudado por la efectividad en las ocasiones que crea el equipo, está haciendo creer a todos en lo que propone. Aquella racha donde el equipo defendía con acumulación de jugadores no funcionaba. Sus jugadores defendían tan lejos de la portería rival, que les costaba un mundo crear situaciones de peligro. Ahora, en cambio, el flaco aboga por una presión más alta, plaga el campo de trampas, para lanzarse a la yugular al más mínimo error del rival. Es posible que no domine en la posesión, pero no le hace falta. Su dominio de la pizarra le valió en Valladolid, por ejemplo, para controlar el partido. Sin duda, ayudado por los goles. Goles son amores.