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No se os puede dejar solos

Cambiar de entrenador a mitad de temporada implica de algún modo -no nos engañemos- un fracaso en muchos aspectos. La planificación de la pretemporada, el diseño de la plantilla para defender un estilo de juego, el presupuesto diseñado para hacer viable el parné del plantel, el perfil de determinados futbolistas y otro inventario de inconvenientes y daños colaterales. En definitiva un trastorno incómodo. 

Malos resultados es igual a cambio de entrenador. En LaLiga española es habitual ésta ecuación. A nadie le extraña que más de la mitad de los clubes de LaLiga cambien de entrenador a mitad de temporada. No siempre es garantía de éxito. Sin ir más lejos, el año pasado el Lega sufrió en sus carnes un cambio de entrenador que finalmente se resolvió con un descenso agónico en la última jugada del último minuto. Un desenlace fatal para los nuestros.  

Pero otras veces, un cambio de entrenador no es sólo un cambio en la figura del personaje que ocupa el banquillo y dirige los entrenamientos. Es un cambio más profundo, es un cambio que genera cambio. Con la llegada de Asier no sólo llega una forma diferente de entender un estilo de fútbol y de futbolistas. Llega  un entrenador de Primera División, un profesional que conoce hasta los últimos rincones de las instalaciones del Club Deportivo Leganés, que tiene una filosofía de juego en la que cree y hace creer a toda la plantilla. Llega un entrenador que tiene un currículum que se hace respetar. 

Pero tan cierto como todo lo anterior, es que el aficionado del Lega ha sonreído al conocer la noticia de la vuelta del hijo adoptivo de Leganés. Asier Garitano, ha logrado volver a encender los corazones. Es más que posible que a Asier se le perdonen cosas que a cualquier otro no se le pasarían, pero no es menos cierto que muchos sabemos que con el vasco vamos a reconocer a nuestro Lega y que pase lo que pase, nos podrá mirar a los ojos y decirnos: no se os puede dejar solos. 

Largo de café con la leche templada, gracias.