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Sin prisa pero sin pausa

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Una ciudad y su hijo adoptivo juntos de nuevo, escribiendo otro capítulo en la historia del Leganés

Asier Garitano en su primer partido tras regresar al Leganés. FOTO: Tania Delgado

El pasado domingo el Leganés logró su quinta victoria consecutiva. El número cinco resuena estos días por Butaraue. Son cinco victorias seguidas, la mayor racha en la historia del Leganés en el fútbol profesional. Debemos remontarnos a su etapa de Segunda B para ese número de encuentros ganados de manera consecutiva. Cinco también fueron los años que necesitó Asier Garitano para poner al Leganés en el mapa del fútbol nacional. Cinco fueron los partidos que José Luis Martí estuvo sin ganar antes de ser destituido. Ahora el de Begara ha vuelto para  cambiar unos pequeños ápice en su club.

Lo dice Asier y lo dicen los jugadores. No se estaban haciendo las cosas tan mal y quién sabe si Martí, en aquella racha que lo condenó, hubiera necesitado solo una victoria para despegar. Lo que nadie le puede quitar a Asier son sus números. Ya no solo es el premio de quince puntos de quince posible, ya no solo es haber recortado la distancia con el ascenso directo de once a tres puntos, ya no solo es haber cambiado las sensaciones, ya no solo es haber recuperado versiones como la de Eraso o ya no es solo haber convertido al Leganés en el mejor equipo de Segunda División de 2021.

Es esa sensación de tranquilidad, de normalidad, de pasar de puntillas y llevarte la victoria. En definitiva, de ir sin prisa pero sin pausa y con mucha calma. Una palpa que se ve en los partidos. Ya no vemos partidos de un Leganés encerrado hasta el minuto 80 y que luego le entran las prisas. Ya no parece haber (o al menos que se enfoquen en televisión) malas caras de jugadores cuando son sustituidos o y ya parece existir ya existe un equipo capaz de reponerse a un gol en contra.

Ahora lo que vemos es un plan b, c y d. Vemos un aura de control, que acompañada de suerte, hacen que el Leganés esté donde está. El fútbol a veces es injusto y más si no hay resultados, pero a veces la vida, el destino y la predisposición hace que podamos volver a ver historias que nunca acabarán: una ciudad y su hijo adoptivo juntos de nuevo, escribiendo otro capítulo en la historia del Leganés. Para el viernes solo queda decir que hay que tener los pies en la tierra, que quedan muchos puntos y sobre todo…sin prisa pero sin pausa.

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1 Respuesta a los comentarios

  1. Avatar
    febrero 24, 2021

    Magnífico, David. Sólo añadir algo. El bueno de José Luis Martí dependía claramente de los jugadores. Ahora son ellos los que dependen de lo que diga Asier. Hasta el excelente trabajo del Club con los reportajes Inside, no conocíamos del todo al vasco en banda. Ahora que lo he visto operar en el área técnica he recordado el apelativo que el gran Serantes desveló en relación a Asier en la noche del ascenso: «el tío vinagres». Había algo que no me cuadraba. A uno le costaba imaginarse a Asier enfadado. Bueno, pues ya lo hemos visto. !Y ganando! Defiende a los jugadores después de no pedirles, no rogarles, no sugerirles, sino exigirles el 400%. Como sus esquemas tácticos mutantes durante el partido, su personalidad oscila de Mourinho a Del Bosque para dar a cada uno lo suyo y donde más le escueza. Asier toma el mando, no pide permiso. Martí, trabajador y buena persona, solicita permiso al futbolista (trabajamos con personas, dice mi buen tocayo, pero añado yo, «zorro plateado de la vida»: «en formación y en algún que otro caso en «deformación»). A los jóvenes futbolistas les encantan las ideas claras, el mensaje directo y la mano dura. Asier tiene siempre tiene estos tres ingredientes en sus platos. En Vitoria y en San Sebastián estaba sutilmente condicionado. No era él. En Asier lo único cortado es el café (es como le gusta). En lo demás es implacable con unos futbolistas que sólo entienden en un entrenador personalidad férrea, soluciones contundentes y una cierta agresividad (no verbal, sino de determinación) en el mensaje. Es lo que le faltó a Martí. Determinación dentro y promoción de un mensaje demostrativo de la misma hacia el exterior. El entrenador tiene que hacer y contar. Motivar a periodistas, afición y futbolistas (el orden va con mucha intención). Así los periodistas motivan a la afición y esta deja trabajar tranquilo al técnico. Esto es lo que no funcionó con Martí. En lo demás un magnífico entrenador y una gran persona. Un hombre de Club, como reconoció Asier. El reconocimiento del vasco al balear fue de corazón. El de Bergara no pronuncia una palabra de más…ni de menos. Es el equilibrio hecho técnico. Política de «centro». Buena defensa pero equipo atrevido, eficacia pero buen trato de balón, prima lo colectivo pero hay espacio para la creatividad, equipo ordenado pero atractivo y sugerente para el espectador. Equilibrio, sí. Normalidad, sí, Chispa…también. Con Asier no hay incertidumbre. Si hay la más mínima opción de ganar se ganará. El equipo transmite seguridad, aplomo, «es equipo y está siempre ejerciendo como tal». Dos no se pelean si uno no quiere. El de Bergara siempre quiere. Quiere a Leganés, quiere al Leganés y por eso siempre quiere…estar más cerca de ganar que de perder…

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