
En el último suspiro, en mitad de una nueva guerra de nervios, esta vez en Mendizorra, cuando todo estaba perdido, un zurdazo de Jonathan Silva premió el esfuerzo y la ambición del Leganés. Un nuevo resultado positivo que sigue reforzando a un equipo que llega a este final de temporada con la flecha hacia arriba. Los jugadores pepineros, tras el tanto, se volvieron locos, y Silva celebró el gol sin terminar de creerse lo que acababa de hacer.
Acto seguido acababa el partido y todos, absolutamente todos, terminaron orgullosos de una actitud como equipo que les ha llevado a lograr siete de los últimos nueve puntos. El empate ante el Alavés puede saber a poco cuando uno observa el asedio y control del encuentro por parte de los chicos de Mauricio. La realidad comienza a ser muy dulce. Con 40 puntos, a falta de siete partidos para acabar la temporada, en el 90 aniversario del Leganés, sigue forjándose la historia más dorada.
El Alavés, muy timorato, y escudado desde el minuto 18 en un penalti que transformó Calleri y que únicamente vio Mateu Lahoz, se dedicó a achicar agua. Pero cuando uno se enfrenta a este Leganés… ¡ay de quién se relaje! El Lega fue una auténtica mosca cojonera y no paró hasta lograr el empate, luchando contra un Alavés que únicamente esperaba que pasaran los minutos. La celebración estuvo a la altura de las grandes hazañas. No tanto por el resultado sino más bien por abanderar el sentir de los leganenses. Un pepinero, ¡nunca se rinde!