La afición salió de Butarque el pasado sábado triste por dejar escapar dos puntos por segundo partido consecutivo en casa. Algunos lo hacían algo más compungidos, ya que corría entre los muros de nuestro estadio la noticia de que Julián Ronda había muerto repentinamente, mientras jugaba un partido con los veteranos del Real Mallorca.

Este francés que llegó a la isla de Palma para comenzar a jugar al fútbol en las categorías inferiores del club bermellón, aterrizaría años después en un mercado invernal en la localidad madrileña procedente del Numancia para cubrir la baja de Oscar, lesionado de larga duración. Fue un fijo para todos los entrenadores que pasaron por el banquillo y acumuló más de 200 partidos con la camiseta blanquiazul, siendo el cuarto que más lo vistiera en Segunda, y con la cual siempre mostró su entrega y coraje por ese carril diestro, ya fuese en defensa o en ataque o para levantar a la grada con aquellos saques de banda que eran media ocasión.

Compartió vestuario con grandes ídolos del conjunto madrileño, entre ellos con un tal Samuel Eto’o, que casi recién llegado de su Camerún natal, solo hablaba con fluidez el francés. Ahí apareció Julian, nacido en el país vecino y conocedor de la lengua para convertirse en su traductor particular en el vestuario de Pedro Braojos.

Su mejor momento se vio en la campaña 2000/2001. En menos de dos semanas el francés y su equipo estuvieron a punto de dar la campanada poniendo contra las cuerdas en Copa del Rey al Celta de Vigo, posterior finalista de aquella edición. Entre medias de esos dos partidos, marcó su segundo (y último) gol como blanquiazul ante la Universidad de Las Palmas en un ambiente enrarecido en Butarque hasta que su cabeza llevó el empate al marcador a escasos minutos para el final.

La historia de Julián Ronda siempre irá de la mano a la nuestro estadio, uno donde aquel 14 de febrero de 1998, Día de los Enamorados, se dieron ese primer beso en forma de gol teniendo el honor de ser el primero que lo hiciera como jugador del C.D. Leganés. Butarque llora a Julián Ronda, un futbolista y una persona que siempre estará en la historia del conjunto pepinero y de un estadio, club y afición que siempre lo recordará. Descanse en paz.