No nos estamos refiriendo a que Asier Garitano encarne al bueno de «Hannibal» Smith, que los goles de Borja Lázaro hagan enloquecer a la grada como si fuese Murdock o que Serantes sea la nueva versión euskaldún de M. A. Barracus en las operaciones especiales de salvamento del grupo. Este EQUIPO se ha ganado el aprobado consiguiendo la permanencia virtual, pero esa A que lo acompaña tiene más que decir.
Albacete: lo de ayer fue un golpe en toda regla encima de la mesa. La presión que podía tener el equipo viendo los resultados que se habían sucedido en la jornada no afectó al devenir del encuentro. Borja Lázaro anotó el primero cuando los albaceteños ni se habían asentado en su asiento. Luego llegaron los tantos de Omar Ramos y Rubén Peña, otro que también dejó su huella ante el Alavés.
Afición: allá donde juegue este equipo estará presente. La simbiosis es total y el ambiente que se respira en la grada se contagia al campo. Ayer demostró una vez más que apoyará al equipo en las malas y ahora más que nunca en las buenas. Asier ya ha vuelto a dar la voz de mando que pide que el próximo domingo ante el Tenerife se abarrote nuestro estadio para seguir soñando.
Ascenso: cada día esa palabra tiene menos de sueño y más de realidad. Los tres puntos cosechados en tierras manchegas hacen que el equipo eche tierra de por medio con sus perseguidores. La Serie A española, es decir, la Primera División está cada vez más cerca, no por un ataque de delirios de grandeza, si no por las sensaciones que desprende este equipo cada vez que que se enfunda la camiseta del C.D. Leganés con la que este equipo se gana las alabanzas de aficionados y rivales desde el ático de la categoría.