¿Qué mejor manera escogió el C.D. Leganés de sumarse a la semana de la salud que con una victoria balsámica que le aupara de nuevo a lo más alto de la tabla clasificatoria? Las lesiones y sanciones habían hecho mella en un equipo al que muchos daban por muerto pero que está muy vivo y que, actualmente, goza de una muy buena salud, sin duda la mejor de la categoría.
Dicen que la risa es la mejor medicina para salud y de eso el Leganés va sobrado. De nuevo esa felicidad volvió a inundar Butarque cuando Guillermo se reencontraba con el gol tras más de cinco meses sin hacerlo. Acompañados de Gabriel y esa sonrisa delatadora que te sale cuando los tuyos vienen a verte y las cosas te salen: tanto y asistencia magistral a lo Laudrup, hace que tus compañeros se contagien.
Como Omar Ramos, otro que su vuelta hizo mejorar el gesto a la grada y su verticalidad junto con otro de los rostros reconocidos del vestuario como Szymanowski volvieron a llenar de vida ese corazón que late sin cesar en el feudo madrileño. La última para Serantes. Cuando te rematan en el área pequeña a instantes del final y dejas por decimoquinta vez tu portería a cero en lo que va de temporada no puedes si no dejar escapar una sonrisilla de satisfacción.
La huelga anotadora que parecía que habían encabezado los pepineros en un tramo clave de la temporada no ha terminado con el paciente en la UVI si no que tras pasar por urgencias ya corretea de nuevo en pos del ascenso. Porque hasta por lo más viejos del lugar es sabido que todos los males en el fútbol terminan curándose con la misma medicina: goles. Como los cuatro que le hizo el Leganés al Valladolid para recuperar un liderato que semanas atrás se convirtió en una enfermedad. ¿Habrá sanado ya?
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