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Lo bueno se hace esperar

 

Gabriel Pires Fuenlabrada

S

alí ayer del Estadio de Vallecas seguramente con un sentimiento parecido al de muchos aficionados pepineros: contrariado y con una dosis de pesimismo en el cuerpo. El Rayo le dio un repaso en media parte al Leganés y le demostró que para ser un un equipo de Primera todavía le falta oficio. Llevamos cuatro pretemporadas con Asier Garitano y nada nos sorprende. Todas siguen un mismo patrón que consiste en la mejor puesta a punto física mientras van pasando los días y van llegando los jugadores con cuentagotas. La dirección deportiva trabaja sin descanso con Felipe Moreno Pavón y Txema Indias al mando y las palabras de la presidenta Victoria Pavón retumbando en sus cabezas: «Todos los años nos pasa lo mismo. Nos cuesta mucho fichar«.

Todo ello con un mérito incuestionable cada año. El Leganés tiene un mercado muy reducido, eso es así. Siempre lo económico y lo deportivo han ido a remolque de un Club que ha hecho encaje de bolillos para atraer y firmar jugadores que a la postre nos han llevado a estar donde estamos. Sin embargo, y contra todo pronóstico, este año esa brecha se ha agrandado. Los jugadores libres, a coste cero o cedidos comienzan a escasear a estos niveles. El «bueno, bonito y barato» más el valor añadido de la personalidad que buscan de cara a formar un grupo o que no dé problemas en el vestuario, acota mucho la búsqueda.

No intenten buscar amistades o lazos cerca de nuestras fronteras del norte. Hemos tenido que ir hasta Bilbao, Coruña, Villarreal o la lejana Torino para establecer acuerdos que beneficien a ambas partes. Aunque hubo alguna que otra ayuda en el pasado con los Fernando, Javi López, Gerardo o Eto’o, siempre preferimos hacer migas con Osasuna y Espanyol, quienes se mostraron más predispuestos a ayudarnos que los vecinos de la capital. Por eso no espero a Mariano, Llorente o Diogo Jota para el debut del Lega en Primera, como si lo hizo el Rayo con Diego Costa y Pulido o el Getafe con Gabi y Riki.

Pero aun mantengo la esperanza. Si por algo se ha caracterizado esta entidad en los años recientes, es por saber acertar siempre con paciencia y mesura. Lo hicieron con Arruabarrena, con Dioni, con Carlos Álvarez, con Serantes… Todos ellos llegaron casi al límite del cierre de mercado y tras su particular pretemporada, terminaron rindiendo a un nivel extraordinario. Faltan 24 días para que se cierre el plazo y 15 para empezar la competición y tres amistosos esta semana. Los jugadores llegarán pero nuevamente el esfuerzo heroico al que se enfrentará el Leganés, empezando con desventaja contra sus rivales y que esperemos no pese en un campeonato donde siempre se fue de menos a más acabando de forma pletórica estos tres últimos años. Ahora la categoría cambia, las ideas no. Nadie dijo que este reto fuese a ser fácil.