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Y todo sigue igual

E

l derbi del sur de Madrid no se salió ni un ápice del guion planificado. Alejado de los focos mediáticos de los otros dos clásicos del fin de semana, el River-Boca y el Espanyol-Barcelona y denostado a un horario infame en medio del puente de la Constitución a nadie le importó que el partido acabara con un empate que contentó más a los visitantes que a los locales. Fue un derbi caliente promovido por el pique entre aficiones antes, durante y después del partido. Hubo de todo y para todos. Tosco, combativo y lleno de disputas, el resultado fue algo esperado entre dos equipos que empezaron proponiendo pero que terminó con un Leganés volcado en pos de la victoria.

El Getafe, fiel al estilo que Bordalás les ha impregnado, el llamado «pega y recupera» funcionó a las mil maravillas con la complicidad de un González Fuertes que favorecía constantemente a los azulones cada vez que el Leganés recuperaba el balón e intentaba realizar un ataque prometedor. Los de Pellegrino siguen instalados en el juego directo que buscó sin suerte a un En-Nesyri desafortunado y a un Carrillo estupefacto por las contadas que tuvo que no llegaron a las redes. Con ese panorama tuvieron que ser dos defensas los que se convirtieran en protagonistas. Cabrera y Nyom llevaron al delirio, primero al pequeño sector ocupado por hinchas visitantes, y posteriormente a un Butarque, casi lleno hasta la bandera, que apoyó hasta el final.

Los pepinero lo intentaron por activa y por pasiva hasta la rigurosa expulsión de Rubén Pérez al filo del pitido final que sólo fue el preámbulo de un cruce en los micrófonos entre Bordalás, el que defendía que no había visto un Leganés superior, y Cuéllar, que con sorna le respondía que sería cosa de «perspectiva». La historia se repite y al Leganés se le sigue atragantando la visita de su eterno rival con el que sigue por debajo en la clasificación general. El punto le sirve a los de Pellegrino para seguir creciendo en juego, pero no en una clasificación inamovible a las once de la noche del pasado viernes. A partir de ahí murió el derbi, no hubo ni resaca para celebrar ni para comentar, cada uno por su lado y todo sigue igual.