Por Jesús Domínguez para somoslega.com | Director de Blanquivioletas.com
Un Real Valladolid que sueña mientras hace la goma. El conjunto que dirige Miguel Ángel Portugal sigue viendo de cerca la promoción de ascenso, si bien no acaba de engancharse mientras Zorrilla se desangra
En el argot ciclista, se conoce como hacer la goma al fenómeno que sucede cuando uno se descuelga ligeramente del grupo cabecero, y sin embargo este no se acaba de escapar. Es ese momento en el que el corazón puede más que las piernas, y en el que la cabeza se debate entre la testarudez, mientras dice «quién me mandará a mí», y la constancia, con ese «venga, pedalea; si no están tan lejos».
El Real Valladolid es ese corredor de fondo que ha entrado en la tercera semana del Tour con ganas de ocupar uno de los puestos de privilegio, aunque no le alcanza. Si en un primer tramo de la carrera (por el ascenso) se encontró bastante retrasado y perdió (el) tiempo, durante el segundo ha ido escalando posiciones, aunque sin ver por el retrovisor a tantos rivales como querría. Es tan grueso el pelotón, es tanta la igualdad, que puede celebrar que no ha acabado ni de meterse en la pomada ni de alejarse. No ha encadenado tres triunfos consecutivos, pero su irregularidad no le ha terminado de penalizar, porque como los demás también fallan…
Es por esto que todavía cree, sueña. Con entrar en esas posiciones de cabeza con una nueva racha por llegar, con un nuevo espaldarazo que pretende que comience en Leganés. Sucede, sin embargo, que no es suficiente con un arreón, al más puro estilo ‘Purito’ o Valverde. Hay que asestar un golpe como los de Nairo, Froome o Contador en sus mejores tiempos. Mimbres hay para ello, después de los refuerzos llegados en el pasado mercado invernal, que han venido a aumentar la calidad y la competitividad del bloque, principalmente en una parcela, la atacante, en la que el dúo Rennella-Roger mejora con mucho lo que había y se conjunta bien con Mojica y Villar, pichichi del equipo, para conformar la mejor vanguardia de la categoría.
Con esto, hasta el momento, no ha bastado. Esa falta de regularidad ha lastrado, si bien los números no son malos. En un Zorrilla que se desangra cada vez más y al que cada vez acuden menos aficionados, los de Miguel Ángel Portugal han dejado escapar victorias que habrían sido importantes. Esa es su asignatura pendiente, ya que fuera de casa ha cosechado buenos números. No obstante, como el equipo es así, aun habiendo logrado buenos resultados, no ha jugado un gran fútbol más que en alguna situación aislada, como el encuentro en el Carlos Tartiere o el de Zorrilla ante el Córdoba.
Así, el envite de Butarque será, por lo tanto, una reválida para calibrar hasta dónde pueden llegar los blanquivioletas. Siguen anhelando el ascenso por medio del play-off, sabedores de que lograrlo de manera directa es una quimera. Pero debido a eso de que hacen la goma, a día de hoy resulta difícil pensar en ese salto de categoría, pues lo primero es lo primero. En cualquier caso, como si fuera Doctor Jekyll y Mr. Hyde, es capaz de lo mejor y de lo peor, por lo que no cabría descartar nada, más cuando de un tiempo a esta parte el estilo de juego adoptado, de transiciones, con el equipo a veces partido en un 4-4-2 en el que las alas ofensivas se descuelgan en demasía. Esto es, lo mismo te hacen un roto que sufren un descuido. Y si uno logra cortarle ese vuelo…