El otro día llegó la segunda victoria de la temporada, ¿han traído esperanza los tres puntos al conjunto rojillo?
Osasuna es un cadáver andante desde el pasado mes de diciembre. Los 3 puntos, no cabe duda, son un regalo sobre todo para la afición, que no ha dejado de apoyar al equipo. Han pasado 3 entrenadores, mil líos con la directiva, todos los equipos nos han pasado por encima, y aún así, por ejemplo, en el último partido de Liga en El Sadar, la afición cantando desde el minuto 1 hasta el 90. Pierde el equipo, y los jugadores tienen que ir al centro del campo a aplaudir ante el atronador aplauso del público. En otros equipos, los jugadores en vez de ir al centro del campo tienen que salir por la puerta de atrás del aparcamiento con seguridad y entre insultos. Esta es la diferencia de este equipo y esta afición.
Los tres puntos también son una bocanada psicológica para los jugadores. El problema es futbolístico, desde luego, pero también mental. A Osasuna los equipos siempre le hacían una ocasión clara de gol en los tres primeros minutos de partido, y muchos de ellos con acierto. Eso no es normal, pero tampoco se puede entrenar. Sí trabajar, pero con un profesional.
Esta victoria ante el Alavés en un hilo de esperanza, es como un enfermo terminal que sabe que tiene fecha final pero nadie se la puede decir a ciencia cierta. Y mientras tanto está en cuidados paliativos intentando alargar su vida y agarrándose a cualquier signo positivo para pensar… «Y si… ¿Y si me salvo?» Así está Osasuna y su afición.
Desde gran parte de la temporada todos los partidos de Osasuna estarán siendo tratados como finales para salvar la categoría, ¿es este el catalogado como ‘la final de las finales’?
Osasuna tiene que ganarlo prácticamente todo si quiere estar en Primera División. Peores cosas se han visto, pero la empresa es casi imposible. Osasuna debe pensar en planificar la próxima temporada, foguear chavales de la cantera, contar con quienes van a continuar, empezar a enarbolar el proyecto del ascenso. Y competir con dignidad, porque su afición no se merece menos. Pero en este punto de la temporada hay que pensar en frío, ser inteligentes y tener una visión estratégica y no cortoplacista. Aun ganando al Leganés en casa,cosa que deseo porque la ilusión, aunque tímidamente, va a regresar a Pamplona,la permanencia estaría a 10 puntos. Osasuna tiene que hacer un final de temporada de campeón de Liga y otros como el Leganés, una catástrofe para que Osasuna esté el año que viene en Primera.
Tres entrenadores han pasado por el banquillo de El Sadar, ¿qué le ha ocurrido a Osasuna esta temporada?
El problema de Osasuna comienza en el ascenso. Aunque en Pamplona no lo quieran ver, Osasuna sube de chiripa. No había equipo para Primera. Además, es el último en subir y por ende en planificar. En suma, no pueden fichar por muchos ingresos televisivos que haya, porque no es un club saneado, y deben dedicar el extra de Primera a arreglar sus cuentas. Y luego, los tres factores que deben funcionar han fallado: que funcione la gente de casa; que las escasas aportaciones de fuera den un salto de calidad; y un pequeño factor suerte en los partidos que están más igualados. Osasuna no ha tenido ninguna de las tres, salvando a Sergio León, que ha sido el mejor de largo y aún así parece que no ha convencido al actual entrenador.
Enrique Martín era, sin duda, el mejor entrenador que podía tener Osasuna, pero no lo digo desde el punto de vista táctico o futbolístico, todo lo contrario. Con Enrique, Osasuna era un equipo de improvisación, desorganizado, sin estrategia ni planteamientos tácticos cambiantes según el rival. Sin embargo, la locura de Martín era compartida por el vestuario, y Osasuna jugaba más con la cabeza y el corazón que con los pies. Y así hubiéramos tenido alguna opción. A Martín lo echan con 7 puntos a 3 de la permanencia, absolutamente enganchados a LaLiga. A los chavales les motivaba, premiaba, les enchufaba, trabaja muy bien los aspectos de la resilencia deportiva. Eso era lo que necesitaba Osasuna, no un buen entrenador de fútbol. Caparrós calló mal en el vestuario y no supo convencer de su estilo ni su impronta. No dio con la tecla y dejó al equipo mucho peor de cómo lo cogió. Con Vasi, el equipo ha mejorado técnicamente, es mejor entrenador que Martín, y sin embargo los resultados son infinitamente peores. Ahí está la prueba.
¿Qué presente y futuro se le presenta a la entidad rojilla?
Osasuna debe ser en los próximos años un equipo ascensor, al menos hasta que saneemos cuentas. No podemos competir de tú a tú con equipos que pueden dejarse 20 millones al año en fichas o 5-8 millones en fichar un jugador. Hasta que no llegue ese momento, que si se hacen bien las cosas puede llegar en menos de un lustro, ojalá que Osasuna disfrute de algún ascenso más. Se debe planificar un proyecto con la piedra angular en la cantera, confiar en nuestra gente, trabajar con ella. Y luego un par de cedidos y una o dos incorporaciones que te den ese salto cualitativo para luchar por el ascenso o la permanencia. Y recuperar los valores y la identidad del equipo rojillo. Garra, intensidad, entrega, lucha… En El Sadar no puede ganar fácil nadie, ni aunque venga un combinado del Real Madrid, Barça y el Bayern. Nadie. Deben dejarse todo y luchar para llevarse algún punto de Pamplona. Es lo que he echado más de menos este año, nos han arrollado en casa y fuera todos los equipos. Sólo hemos sido superiores a un rival la primera parte que jugamos en San Mamés (con Enrique en el banquillo). Después de esos 45 minutos, no hemos sido mejores que nadie ni hemos merecido más que nadie. Ni si quiera en las victorias en Eibar y Vitoria, donde lo más justo hubiera sido un empate. Así es muy difícil estar en Primera.
Tras un pasado con el que se coqueteó con el descenso a Segunda «B» y un ascenso inesperado que puede volver a acabar en tragedia ¿qué le pide y espera la afición osasunista de su equipo?
A la afición Osasunista no hay que pedirle nada porque lo demuestra domingo tras domingo. Jodé, el equipo está muerto, juega un miércoles por la noche en Vitoria, y por muy cerca que esté hay 100 tíos que se han dejado su dinero, que pasarán sueño ese día y que no dejan de animar en 90 minutos. Eso es Osasunismo. Creo que Osasuna puede descender siendo uno de los peores equipos de la historia de Primera, y aún así la afición les va a despedir el último partido entre aplausos, gritos de ánimo y el ya famoso «Volveremos otra vez». Y ojo, que el año que viene no va a ser fácil, y el primer objetivo debe ser la permanencia en Segunda. Que no se nos vaya de las manos, que los ejemplos del Racing de Santander, Cádiz u Oviedo, por citar algunos, nos sirvan como aprendizaje.
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