
El Leganés iniciaba el año 2009 como campeón de invierno del grupo II de Segunda «B» recibiendo al Cartagena, rival al que se enfrenta este fin de semana de nuevo (domingo 27 a las 20:30) y con el que no se ha cruzado en partido oficial en estos últimos once años.
Ambos equipos estaban en lo más alto de la clasificación y el duelo despertó un interés inusual en la ciudad para ver un equipo que no pasaba en muchos partidos de los 1.000 aficionados en sus gradas y los problemas económicos lo ahogaban día tras día, pero que en lo deportivo no podían hacer otra cosa que demostrar su valía, como así era, liderando la clasificación.
Todo transcurría con normalidad hasta que una nevada sepultó el cesped de Butarque un viernes y a la mañana siguiente amaneció cubierto por una gruesa capa blanca. Jorge Pastor, abonado del CD Leganés, cuenta que situación en aquel momento era que «estaban pendientes del traspaso de poderes entre Rubén Fernández y Felipe Moreno, que se había firmado unas semanas antes». «Nos llamaron tanto a Alberto Velasco como a mi Mario Soria y luego Luis Ángel Duque porque pensaban que la nieve no se iba a derretir para el domingo a las 12:00. Ellos no querían suspender el partido, querían jugarlo y ganarlo y que necesitaban que les echásemos una mano para conseguirlo», explica.

«En ese momento no había una comunicación como la que hay ahora. Desde Núcleo Duro movilizamos un poco a la gente y a otras peñas como Ghetto 28, que era las que había por aquel entonces junto con la peña CF Leganés, que se acercaron a supervisar», añade. «Empezamos por la mañana a las 12:00 y llegamos a ver imposible cubrir todos los metros cuadrados que tiene el terreno de juego con las personas que éramos. Llegamos a usar tablas y vallas publicitarias para sacar la nieve. Fue un palizón tremendo», argumenta Jorge Pastor.
«El cansancio y el hambre fue tremendo. Mucha gente se quería marchar a comer y teníamos miedo de que no volvieran. Se insistió a Rubén Fernández que pidiera una pizzas para evitarlo y costó más que se pagaran a todo el trabajo con la nieve (risas)». «Yo pondría la mano en el fuego por Rubén, que terminó pagándolas, pero fue muy a regañadientes y echándole la bronca su círculo más cercano de amigos. Le dolió mucho y estuvo muy cabreado. Otros dicen que fue Felipe Moreno el que puso el dinero», apuntilla.
«Por la tarde llegó la ayuda mecanizada con la contrata del Ayuntamiento de Helechos y había mucha más gente para quitar nieve con sopladoras de hojas, carretillas, palas, cepillos e incluso con recogedores de plástico que se terminaban rompiendo… Creo que Rubén Fernández fue el primero que se echó una mochila a la espalda para usar la sopladora hasta que fueron llegando el resto de operarios», sigue contando.

La historia que estamos contando nos traslada a los años de la posguerra española, donde Teodoro Callejo comentaba en uno de los spots promocionales del CD Leganés, que «cuando nevaba en Leganés, cogíamos unas mulas y unas tablas para recoger la nieve del campo de la Plaza de Roma y era el único pueblo donde se jugaba». «Eso parece que va dentro del espíritu del aficionado del Lega. Volvíó a surgir aquel día contra el Cartagena. La afición del Lega siempre ha sido pequeña pero muy ligada al Club», apuntilla Jorge Pastor.
Uno de los protagonistas de esta historia fue Nacho Aznar, histórico delantero del conjunto pepinero que relata que durante esa semana «tuvimos que entrenarnos en el parking porque la nevada que había caído nos impedía ejercitarnos en Butarque y el Anexo». Las horas previas al encuentro las vivieron con incertidumbre, porque a pesar de que les llegaba que había muchos aficionados retirando la nieve, el césped podía estar congelado e Iglesias Villanueva, árbitro de la contienda, pudiera decidir la suspensión del mismo.
No fue así, se jugó y un Lega formó con Raúl Moreno, Gustavo, Mario, Javi, Bermúdez, Valleros, Zarandona, Carlos Martínez, Juli, Quini y Nacho Áznar. En el minuto 16 se adelantaron los cartagineses con un tanto de Tato que obligaba al Lega a remontar. En la segunda mitad una jugada del propio Nacho acabó con un remate de cabeza de Juli y minutos después fue el delantero melillense el que finiquitaría la gesta con el 2-1 definitivo. Al acabar el partido, la plantilla se dirigió a la zona de lateral para agradecer a los aficionados y en especial a la peña Nucleo Duro por la ayuda.

«Ya se estaba empezando a fraguar un vínculo entre afición y plantilla desde antes. Nosotros intentamos abstraernos de los problemas económicos que había y la afición siempre nos apoyó presionando al presidente a que inyectara el dinero que se adeudaba o que vendiese el club. Creo que a partir de ese partido conseguimos ir más de la mano hacia el posible ascenso», explica Nacho Áznar.
«Yo lo recuerdo como uno de los días más bonitos de mi carrera en Leganés, tuve la suerte de participar en los dos goles y fue mi agradecimiento a toda aquella gente que hizo posible que se jugara el partido», finalizaba el ex atacante pepinero.
«Ahora el Club tiene otras circunstancias, más dinero y empleados, pero creo que el si volviese a pasar, el Lega le volvería a pedir ayuda a sus aficionados», explica Jorge Pastor. No importaba quién había pagado las pizzas o el sufrimiento del día anterior, todo el trabajo se hizo por y para el Leganés y eso se vio reflejado en las caras de satisfacción de todos aquellos que contribuyeron a esa victoria: afición, jugadores y cuerpo técnico.
Estuve con mi hijo Daniel. Tenía entonces 5 años. Hoy tiene 16. Aquel abrazo que nos dimos tras el segundo tanto de los nuestros que culminaba la remontada, y otro al final del partido, no los olvidaré nunca. Cuando recientemente nombraron a Carlos «Maravilla» Martínez (el Zizou de Llerena) entrenador del Leganés B (me llevé la mayor alegría del año, que se completó cuando se decidió que fuera su ayudante el gran David Valleros) me acordé de aquel encuentro. Y de nuestro gran Luis Ángel Duque, por aquel entonces Director Deportivo. También del hermanamiento con la afición del Coruxo. Hay aspectos y actitudes que se fraguaron entonces que nos deben acompañar de por vida. Nuestro hecho singular y diferencial está en la calidad de nuestra gente, de los pepineros de pura cepa. Los propios futbolistas que vienen se quedan asombrados por el cariño que esta afición profesa a su «Lega». Gracias a aquel enorme equipo, sobre todo en casta, corazón y calidad de los Raúl Moreno, Juli, Valleros, Nacho Aznar, Gustavo, Quini…Debemos tener memoria histórica para reservarles un lugar en nuestra memoria y en nuestra «alma pepinera». El ADN pepinero te hace constante, persistente e inasequible al desaliento.