Diego Rico Salguero (Burgos, 23 de febrero de 1993) será jugador del C.D. Leganés las próximas cuatro temporadas tras pagar el conjunto pepinero cerca de un millón de euros por hacerse con sus servicios y apuntalar el lateral izquierdo.

 

Toda una vida ligada al Burgos Promesas 2000 (no confundir con el CD Burgos y sus sucesivos equipos) que comenzaron prácticamente con el nacimiento de este club castellano. Desde benjamín hasta juvenil (con un breve paso por el Real Madrid cadete en pretemporada), de extremo goleador a férreo defensor zurdo, de bajito a físico imponente. Toda una vida ligado al fútbol burgalés hasta que un Garitano se metió de por medio. Fue Ander, el ex jugador del Athletic y por aquel entonces empleado del Real Zaragoza. Tras verlo destacar con la selección de Castilla y León que quedó subcampeona de España en categoría juvenil, se lo llevó a la capital del Ebro. Antes de marcharse dejaría al conjunto de Regional Aficionados del BP Caja Rural en la Tercera División tras conseguir el ascenso.

En tierras mañas su hoja de ruta pegaba un giro radical en cuestión de meses. Reclutado en un principio para el Juvenil de División de Honor, Juan Eduardo Esnáider se lo llevó para el filial. Sin embargo una lesión en el peroné en un entrenamiento previo al comienzo de la campaña lo apartó varios meses de los terrenos de juego. Volvería a su categoría para cumplir el sueño de debutar en 2ªB con 19 años que terminaría cumpliéndose al estrenarse contra el Olímpic de Xativa en la 34ª jornada. A ese encuentro sumó otros cinco, incluidos dos de permanencia que se saldaron satisfactoriamente.

La llegada al banquillo de Monserrate y posteriormente de Solana le cerraron las puertas que le abrió el actual técnico del Getafe. A la sombra de Forniés y Héctor Hernández solo pudo disputar once partidos en los que apenas pudo ayudar al filial blanquillo a evitar su descenso a la Tercera División. Todo cambió con la llegada de Paco Herrera al banquillo de La Romareda. Espiado con el preparador barcelonés, su debut en el primer equipo no tardó en llegar. Fue en Copa del Rey ante el Alavés. 90 minutos y buenas palabras se llevó el chaval ese día y solo tres partidos con el filial más tarde, le servirían para abandonar la Tercera División y ser indiscutible como lateral izquierdo en detrimento de Abraham Minero. 31 partidos y dos goles lo confirmaban como una de las alegrías de un equipo recién descendido que acabó en la 14º posición.

Tras renovar su contrato en el mes de noviembre hasta 2018, se convertía en jugador de la primera plantilla a todos los efectos. La salida de Víctor Muñoz y la llegada de Ranko Popovic le volvieron a abrir las puertas de la titularidad. En 38 participaciones que acumuló firmó dos tantos. Especial fue el segundo, en la final del playoff del ascenso, donde su gol acercaba a los maños a Primera pero que días después Araujo se encargaría de esfumar. La pasada campaña su rol siguió siendo indiscutible en el equipo. Fue el jugador más utilizado tanto para el propio Popovic como para Carreras y elevó sus número de partidos hasta los 40 en los que solo anotó un gol. Tras acabar la temporada y no clasificarse para los playoff después de caer estrepitosamente ante el Llagostera por seis a dos en la última jornada, firmaba su último partido con la camiseta blanca que defendió en 109 ocasiones, siendo el jugador que más lo ha hecho en Segunda con el Zaragoza.

Con el fichaje de Diego Rico el Leganés fortalece el costado izquierdo y el centro de la zaga. Su posición más natural es la de lateral, desde la que aprovecha para proyectarse en ataque donde puede doblar al interior utilizando su carrera y centrar o utilizar su llegada para explotar el buen golpeo de balón que posee. Su corpulencia lo hacen difícil de sobrepasar en defensa y lo convierten en un jugador más para la estrategia. Un futbolista que ha progresado a base de constancia y trabajo, cambiando los pitos por aplausos en La Romareda. Familiar, dedica sus goles tapando uno de sus ojos en honor a su hermano que perdió la visibilidad en uno de ellos al sufrir un desprendimiento de retina.