Lo volvió a hacer. Asier Garitano volvió a jugar con el dibujo. El Villarreal no pudo demoler el entramado de fichas plantadas sobre el césped del equipo pepinero.
Sorprendió volver a ver a tres centrales. Pero todo tenía su lógica. El Villarreal es un equipo que ataca con dos puntas, de ahí que Asier decidiera meter un central más. El tercer central elegido en este caso fue Timor, una posición que ya ocupó la temporada pasada en aquel partido ante el Oviedo.
Jugar con tres centrales da la oportunidad de tener dos laterales con mucho más recorrido. Más liberados a la hora de atacar. Bustinza y Víctor Díaz eran los encargados de crear peligro con sus subidas por banda.
Otro hombre que cambió su posición fue Gabriel. No ejerció de mediapunta como lo estaba haciendo hasta ahora. Retrasó su posición hasta el medio del campo, haciendo pareja con Alberto. Esto le permitía estar más liberado en la creación y ser más partícipe del juego. Con más metros por delante.
Al quedar huérfana esa posición de mediapunta ese hueco lo aprovechaba Machís. Quien en ocasiones incluso estaba por delante de Luciano y hacía las veces de punta. Por la otra banda, Omar, también se metía mucho por dentro.
El cambio en el sistema tuvo más éxito defensivo que ofensivo. Mantener la portería a cero era importante y se logró. Pero en ataque el equipo apenas generó peligro.