Poco a poco parece que se va definiendo la idea de juego que quiere Asier Garitano. Esta vez, frente a un Granada que era una incógnita, optó por mantener el dibujo de las últimas jornadas, con una defensa que sólo varió en un nombre y puesto, la del lateral izquierdo, para dar paso a Rico en lugar de Adrián Marín. La medular la formaron Timor y Rubén Pérez. A las bandas Szymanowski y Omar. Y arriba la pareja de brasileños, Gabriel y Luciano.

El partido nos dejó un dato bastante notable a favor del Leganés. Una posesión que llegó a ser favorable en un 72%. Un primer tiempo que si no dejó muchas ocasiones, sí dejó clara la idea de dominio de este Leganés. Suyo fue el balón. Un equipo muy bien ordenado que juntó muy bien todas sus líneas.

 

 

Así es difícil que le creen peligro a este equipo. Replegó muy bien cualquier ataque del Granada. Si no le imprimes velocidad al ataque este equipo se siente muy cómodo defendiendo. Siempre en superioridad y con las ayudas muy presentes.

En este esquema dos hombres llevaron gran parte del peso del partido. La medular formada por Timor y Rubén Pérez manejó muy bien al equipo. Constantes ayudas en defensa y pasando el juego siempre por ellos. Un juego que no se volcó en exceso en ataque. Mantener al equipo tan junto y tan bien ordenado en defensa hace que sea difícil luego salir rápido y conectar con los hombres de arriba.

 

 

Pero el Leganés supo aprovechar una buena contra. Con un Granada muy volcado y que descuidó la línea de atrás, el equipo pepinero se plantó en tres toques en área rival. Un fallo en el medio del equipo nazarí lo aprovechó Rober Ibañez para colocarle un pase medido a Szymanowski que en velocidad se plantó ante Ochoa y no falló. La contra perfecta.

 

 

Quizá no fue el partido más brillante o más vistoso, pero este equipo ya da muestras de madurez. De equipo que sabe a lo que puede y no puede jugar. Llevamos siete jornadas ligueras y el once todavía bailará. Pero la idea de juego y el estilo va cuajando. Este equipo ya madura.