Iván ‘Pichu’ Cuéllar Sacristán (Mérida, 27 de mayo de 1984) jugará las dos próximas temporadas en el C.D. Leganés tras alcanzar un acuerdo con el Sporting de Gijón con el que jugó las nueve últimas campañas.
De casta le viene al galgo. Su padre José Luis, ex portero de Mérida e Imperio, pronto le hizo ponerse bajo los palos para que el Real Madrid, a los doce años, ya pensara en él como una de las firmes promesas nacionales. Sin embargo, dos años después, desde la dirección de La Fábrica, capiteaneada por Vicente Del Bosque decidieron prescindir de él y tuvo que volver a su Mérida natal en medio de un fracaso adolescente. Apenas le importó ya que continuó trabajando y eso le valió para debutar a los 17 años en Segunda «B» frente al Granada. Aquello despertó de nuevo a dos equipos de renombre del panorama español quisieran volver a captarlo. Aceptó la oferta del Atlético de Madrid por Abel Resino y Toni Muñoz, la cercanía, el conocimiento de la ciudad y la oportunidad de hacer la pretemporada con el filial, desestimando la cuantía mayor que ofertaba el Valencia.
Campeón de España juvenil, su progresión llegó a oídos de Luis Aragonés, quien no dudó en subirlo al primer equipo para que entrenara con el mismo. Tapado por Lledó en el filial rojiblanco, Gregorio Manzano no le dio una alternativa que si vio un año después César Ferrando. 15 partido en el filial le habían valido para debutar en Copa del Rey contra el Lorca, pero el premio gordo se lo llevó en la última jornada de liga ante el Getafe, donde desde la titularidad defendió la portería colchonera. También jugó su primer partido ante su nuevo equipo, sin embargo no guardará buen recuerdo al ser expulsado en una victoria por 3 a 1 goles en el Cerro del Espino. Internacional sub 21, medalla de oro en los Juegos del Mediterraneo, se asentó en el equipo de un Bianchi que siempre apostó por su compatriota Leo Franco y como suplente con Falcón, teniendo el emeritense que esperar su oportunidad a sus 21 años de edad.
Javier Aguirre le dio su confianza una temporada después y su momento llegó. Después de varios partidos de liga y copa, una lesión de Leo Franco ante el Betis le abrió la puerta de la titularidad. Sin embargo, tres semanas después, un doloroso 0-6 encajado en el Vicente Calderón ante el Barcelona hicieron que ese fuese su último encuentro como rojiblanco. Hizo las maletas a Eibar para jugar en calidad de cedido. Allí se revindicó. 38 partidos de liga en un equipo recién ascendido que acabó en una 13º tranquila plaza. Solo se perdió cuatro partidos: dos por lesión, uno por sanción y el último, a jugar en El Molinón, porque ya había firmado con el Sporting para la temporada siguiente. Pepe Mesas estuvo rápido y aconsejó el fichaje de un portero que finalizaba su contrato con el Atlético de Madrid.
Volvía a Primera División para suplir a uno de los héroes del ascenso, el guardameta de Chantada, Roberto. A pesar de no partir como titular, pronto se ganó el puesto. Solo una inoportuna lesión en el peroné le apartó de los terrenos de juego durante cuatro meses, pero volvió. Como la mala suerte que lo que acompañó posteriormente. Durante un entrenamiento durante la pretemporada siguiente se lesión el ligamento cruzado anterior y pasó un año en blanco. Reapareció un año y cuatro meses después en partido oficial para acumular 15 aquella campaña. No valieron para convencer a un Manolo Preciado, en paz descanse, que siempre apostó hasta su despido por Juan Pablo. Lo mismo ocurrió con Iñaki Tejada y Javier Clemente, los entrenadores de aquel año en el que el Sporting regresó a Segunda.
No empezó con buen pie ya que tanto Manolo Sánchez como su sustituto, Sandoval, siguieron apostando por Juan Pablo como meta titular. No fue hasta la segunda vuelta cuando el emeritense cogería el puesto en el once y no lo soltaría hasta el día de hoy. Un año después, y con la marcha de su competidor, seguiría contando con la confianza del técnico madrileño y la de Abelardo, el entrenador que le procedió. Consiguieron clasificarse para el playoff de ascenso pero fue Las Palmas quien los apearía en la semifinal. Si conseguirían el retorno a Primera División una campaña después con el llamado «Sporting de los Guajes«, tras ganar en el Benito Villamarín y aprovechar el empate del Girona con el Lugo. Además añadiría a su vitrina el título de portero menos goleado con 21 tantos encajados esa campaña en 36 partidos. De vuelta a la élite, nuevamente una victoria ante el Villarreal les salvaba in extremis de volver a caer a Segunda. No tuvieron la misma suerte el pasado año, siendo relegados tras el empate de su nuevo equipo en San Mamés.
Cuéllar se despide del Sporting de Gijón tras nueve temporadas y 221 partidos oficiales. A lo largo de su carrera sus números totales son de 278 partidos en los que ha encajado 343 goles. Es un portero es que gana partidos. De los guardametas que da más puntos de los que quita. A pesar de su veteranía es un portero rápido de reflejos totalmente adaptado a una categoría que le pertenece por méritos propios. Zurdo, aprovecha para lanzar los contrataques con su pierna buena o su brazo y pillar desprevenida a la zaga rival. Temperamental y pasional hacen de él un jugador que siempre lo querrías para tu equipo. Ahora vestirá de blanquiazul y luchará con Serantes de igual a igual por tener las llaves de la puerta del Lega.