
- JOSÉ LUIS MARTÍ SOLER: EJEMPLAR Y CABALLERO
Hablamos en esta ocasión del que hasta poco tiempo fuera técnico del Club Deportivo Leganés, esta misma temporada José Luis Martí Soler (Palma de Mallorca, 28 de abril de 1975). Un Tema para intentar ser justo con un magnífico entrenador y una grandísima persona. Fue poco tiempo, faltó paciencia, la sombra del gran Asier era alargada…pero ello no debe empañar el trabajo serio y honesto que realizó durante el poco tiempo que pudo compartir con los pepineros.
El propio título del tema quiere jugar con el de una película clásica, “Oficial y caballero”. Me parece que Martí es ejemplar en todo momento y lugar y caballero siempre. Ha sido una lástima su breve estancia entre nosotros.
Recomendado por su ex entrenador y ex jugador pepinero Joaquín Caparrós, José Luis es un entrenador de 24 horas x 7 días de la semana. Su semblante de permanente concentración define a un técnico que, como diría un psicólogo, está siempre en ondas beta. No es un entrenador locuaz y de metáforas como Enrique Martín, pero es tan buen entrenador como pueda serlo el navarro. Con otro estilo, sí, pero igual de apto.
Me parecen muy certeras las propias consideraciones de José Luis sobre cómo es y cómo pretende ser como técnico. Así se manifestaba en somoslega.com sobre este particular
José Luís Martí jugador: “constante”.
Martí entrenador: “demasiado autoexigente”.
José Luís Martí como persona: “sencilla, vergonzosa, tímida, humilde”.
El CD Leganés es: una familia. “Es la palabra que define todo lo que podría decirte del Club Deportivo Leganés. Cuando yo vengo aquí no quiero solo trabajar, yo también quiero tener amistad, quiero tener cordialidad, quiero tener sentimiento, quiero tener esa necesidad de poder comentar con la gente, de ayudar a la gente y de que la gente me ayude a mí. Es una de las sensaciones que yo transmito desde el primer día que vengo. No quiero tener que venir a un lugar de trabajo solo, quiero también venir y encontrarme con una familia y así lo estoy percibiendo”.
Sobre su sistema preferido, el 1.4.4.2
La historia táctica del fútbol es, en buena medida, el resultado de las tendencias marcadas por los equipos campeones de cada momento. A veces, surgían entrenadores singulares, particularmente creativos, que implantaban sistemas revolucionarios.
Unos esquemas de juego especialmente versátiles y eficaces que encontraron un lugar de honor en la concepción del propio fútbol. Así sucedió, a modo de ejemplo, en el caso de Rinus Michels en la década de los años 70 del pasado siglo o de Arrigo Sacchi en los 80.
En no pocos casos, el dibujo más extendido era aquel que empleaba el conjunto que alcanzaba los mejores resultados en aquel momento histórico. A partir de esta certeza avalada por la práctica, muchas distribuciones disfrutaron de su momento de gloria: el 1-2-3-5, el 1-4-3-3, el 1-3-4-3, el 1-5-3-2 … y todas ellas, durante su intervalo de dominio temporal, compitieron contra la gran constante táctica que ha tenido este deporte, el 1-4-4-2.
En el fútbol como en el ajedrez, que a nadie le quepa ninguna duda, existen muchas más posibilidades de ganar cuando se tiene el control del centro del campo o del tablero, según corresponda. Y desde luego: la mejor forma de tener opciones de ganar y evitar el riesgo de encajar goles es tener la posesión del balón. Posesión e ideas cuando se tiene el esférico y determinación, esfuerzo y presión ordenada para recuperarlo son las claves para competir con solvencia en este deporte. Eres dueño de tus palabras mientras no hablas y eres el dueño del balón cuando lo tienes tú y evitas, de este modo, que el rival lo pueda emplear en “hacerte daño”. Al final, todo consiste en querer jugar, saber jugar y disfrutar jugando.

No me resulta difícil dar cuenta de los porqués de la, puede que no supremacía, pero sí inmortalidad, del 1-4-4-2. Como ya señalé, constituye, en mi criterio, algo más que un sistema de juego: se trata de lo que cabe denominar “una plataforma de orientación básica” sobre cómo ha de ordenarse un equipo de fútbol sobre el césped. Y ello porque su virtud principal consiste en ser un sistema muy adaptable a otras variantes tácticas.
A lo anterior ha de añadirse que una de las ventajas que proporciona al técnico que, como es el caso de José Luis Martí, apuesta por él es que permite a plantillas modestas disimular parte de sus carencias en aquellos ámbitos del terreno de juego (singularmente la posición de delantero) en los que sólo el dinero parece llamado a aportar soluciones.
En efecto, hablamos del gol. Lo que se pretende implantar con este sistema es un espacio del terreno de juego donde juntar una pareja de delanteros aumenta las probabilidades de remate y también la potencial precisión de los mismos. Cuando un finalizador se enfrenta a una dupla de centrales, zafarse de la doble atención y conservar frescura mental y oxígeno para definir con acierto resulta muy, pero que muy complicado…Lograr un marco de juego “dos contra dos” iguala la contienda y facilita la culminación de la que, al fin y al cabo, no deja de ser la acción ofensiva más simple y empleada -sobre todo- por equipos con poco talento para jugar por dentro: el centro al área desde uno de los costados.
En el 1-4-4-2, los jugadores no están obligados a ser especialistas puros en cada una de las posiciones.
Pero lo dicho, es apenas un pequeño detalle. La gran ventaja comparativa del sistema preferente para Martí deriva, como ya se apuntó, de su capacidad adaptativa en todos los sentidos.
En efecto, permite articular un equipo caracterizado, en primer lugar, por la presión en campo contrario. En segundo lugar, por el control alcanzado desde la posesión pausada de la pelota y, finalmente, por su repliegue y su contraataque.
Como se ha dicho, el secreto de la longevidad de este denominado “clásico” puede cifrarse especialmente en el margen de maniobra que ofrece para ajustes técnicos y tácticos es ilimitado.
La apuesta de Martí por el 1-4-4-2 se ampara en que se trata del esquema que mayor facilidad de adaptación, como se ha dicho, ofrece a los jugadores. El hecho de que el reparto de zonas sea automático y equilibrado (dos hombres en cada banda y dos hombres en el círculo central) acota el terreno defensivo que ha de ser custodiado por parte de cada pieza y permite en un momento dado que un mediapunta juegue de mediocentro, un delantero en una banda, etc. Del mismo modo que los recorridos ofensivos y los repertorios técnicos también admiten una variabilidad superior. Porque si nos paramos a pensarlo ¿Qué tipo de jugador no puede ocupar eventualmente un costado en un 1-4-4-2? Sin embargo, por ejemplo en un 1-4-3-3, de interior sólo puede jugar un interior. Si no es así, y se ha demostrado muchas veces ante bajas y sanciones, la eficacia práctica del sistema se ve seriamente afectada.
Con el movimiento de una sola pieza, el 1-4-4-2 puede apropiarse de las ventajas de otras disposiciones tácticas. Además, todo ello de un modo flexible. Y es que a partir de un 1-4-4-2, con el movimiento de una sola pieza y un reajuste simple y corto de las demás, se muta a cualquier disposición y se adquieren sus bondades. Es muy fácil, contra un adversario especialista en el centro y remate, bajar a un pivote entre centrales y dibujar defensa de tres para contrarrestarlo. Como lo es incrustar al pivote en la zaga durante la salida de balón para generar superioridad numérica en los primeros pases e instalarse en campo contrario con mayor claridad. Y de cara a intervalos ofensivos, de sobra es conocido el recurso de cerrar a uno de los de la banda, convertir al otro en extremo y formar un 1-4-3-3 en ataque para favorecer la formación de triángulos y, por tanto, de la circulación del esférico.

Por lo demás, en este deporte, la importancia de los esquemas es relativa hasta el punto de que, a menudo, resulta prácticamente insignificante. No obstante, existen patrones registrados durante un tiempo más que suficiente como para poder extraer alguna lectura que otra. Y si bien no existen razones para determinar que un dibujo es superior a otro de por sí, ni que uno prevalece contra otro concreto en enfrentamientos directos, sí que se daba, y continúa produciéndose, la circunstancia de que mientras distintas disposiciones tácticas se han ido alternando entre sí como la más utilizada de cada época, el 1-4-4-2 se ha mantenido firme como la primera o la segunda alternativa. El motivo, se insiste, no es que sea el formato que desata el mayor potencial de un colectivo -eso depende, al fin y al cabo, de los jugadores-, sino que, por su equilibrado reparto de espacios y su extrema versatilidad táctica, técnica y estilística, se trata de la genuina disposición que ha dado pie a más equipos competitivos. El 1-4-4-2, casi siempre, posibilita un mínimo con un resultado práctico de lo más aceptable y eficaz.
Constituye una ordenación del equipo básica y muy práctica, pues permite múltiples y muy interesantes variantes, tanto ofensivas como defensivas, al posibilitar un gran equilibrio entre líneas y favorecer una ocupación más racional de los espacios libres dejados por el rival en su proyección ofensiva.
Se trata de un sistema de juego ejemplar si atendemos al criterio de la ocupación racional de espacios en el terreno de juego. Por este motivo, es también un sistema de juego de corte clásico. A lo largo de un partido, o de un campeonato, todos los equipos llegan a jugar en 1-4-4-2, colocados así en muchos momentos y fases del juego. Este sistema incide en el llamado “plano transversal”, donde la prioridad es la posesión del balón frente a la profundidad para buscar momentos de presión en campo rival y velocidad y verticalidad en ataque. Desde el punto de vista defensivo, es un sistema muy eficaz porque permite juntar las líneas y repartir adecuadamente los esfuerzos. Mediante un oportuno repliegue defensivo, favorece la construcción de rápidos e incisivos contraataques. Favorece el entendimiento entre pares en beneficio del equipo: el sistema incluye dos centrales, dos mediocentros, dos laterales, dos extremos y dos delanteros. Me resulta fácil comprender que sea el sistema de juego preferido por José Luis Martí, porque combina varios posibles matices atendiendo tanto al rival como al desarrollo del encuentro.
Me encantan los equipos que se ordenan en un sistema 1-4-4-2 con extremos. Además, creo que es el esquema de juego que mejor traduce un ambiente de equipo compacto y unido. Prueba evidente de lo que se acaba de apuntar es que con este sistema cada jugador corre menos y tiene más próximos a sus compañeros para ayudarle. Precisamente su versatilidad, hace primar la cooperación solidaria sobre la labor especializada. Al ser un sistema muy flexible, favorecerá en algunos casos la introducción de matices defensivos -con el doble pivote de contención entre la defensa y el centro del campo- En otras situaciones, los matices serán de naturaleza ofensiva con el dibujo en forma de rombo – con un central defensivo situado por detrás de la línea de centrocampistas y un enlace entre los centrocampistas y los delanteros-. Una de las ventajas del 1-4-4-2, en tanto supone la presencia de dos puntas, es que, al contar con esas dos referencias en ataque, se fija a los dos centrales rivales, impidiéndoles en muchos casos prestar apoyo a los respectivos laterales. En cualquiera de sus versiones, el 1-4-4-2 siempre aporta orden, equilibrio y solidez, tanto en defensa como en ataque.
- ACTUALIDAD PEPINERA
No comparto el pesimismo que se ha instalado en todo el entorno del Club tras la reciente derrota ante el Mallorca en el Estado de Son Moix. No tiene sentido culpar indirectamente a este resultado de la práctica imposibilidad de acceder a las dos primeras plazas de acceso directo. El resultado en Mallorca entra dentro de la normalidad. Menos entendibles resultan las derrotas ante Club de Fútbol Fuenlabrada o el Fútbol Club Cartagena. Pero incluso esos malos resultados se pueden leer en clave de la extraordinaria dificultad que presenta la categoría y que puede resumirse así: “tú puedes ganar a cualquiera y cualquiera te puede ganar a ti”.
Lo dice muy bien Luis Ángel Duque: el equipo debe recomponerse y reactivarse para ir de nuevo a por todas en cada partido. No tiene ningún sentido, como deja claro Luis, que nos vengamos abajo porque “únicamente” nos quede, como fórmula para alcanzar el ascenso, el acceso a la fase de promoción. El objetivo en todo caso es ascender y tenemos todas las opciones de lograrlo aunque sea por otro camino. Salvo para algún despistado, el objetivo era cualquier cosa menos sencillo.
Defendí a Martí y defiendo a Garitano: son dos magníficos entrenadores. Conforme a lo manifestado con anterioridad, tampoco me extraña, y más en plena segunda vuelta, que “sus números” empiecen a parecerse.
Más preocupante me parece, en cambio, que se nos gane con nuestras propias virtudes clásicas (esfuerzo, tenacidad, dedicación, perseverancia y fe en la victoria) o que el Lega desperdicie la primera parte de un encuentro, como lo terminó haciendo en Son el Estadio de Son Moix. Eso creo que un equipo serio y solvente como el nuestro no se lo puede permitir.

El Leganés es un buen equipo y, por consiguiente, ha de aprovechar cuantas opciones encuentre en cada duelo liguero. Y la primera de ellas pasa por exprimir todas las posibilidades de victoria, tanto en el primer como en el segundo tiempo de cada encuentro. Dando por sentado que nuestro equipo tiene aptitud (calidad, saber hacer) jamás le debe faltar actitud (esfuerzo, perseverancia).
Históricamente nunca nos ha ido bien ir de favoritos. Cuando a principios de los años ochenta del Siglo pasado se nos denominó “El Barsa de Tercera” estuvimos a punto de caer en la Regional Preferente. Vamos a cederle la prepotencia a otros…que le van a sacar más “rendimiento” que nosotros. Lo que peor suele hacer un magnífico estudiante es improvisar o copiar en el examen…
Ánimo pues, a equipo y afición. Que las siglas del precioso escudo pepinero nos proporcionen la guía para el camino que nos resta: Coraje, Determinación y Lucha en cada partido y en cada minuto de cada encuentro.
- CITA DE AUTOR
3.1. “Todos tenemos la referencia de Rafa Nadal, que es uno de los deportistas que mejor ha empleado ese carácter competitivo. Luego yo tengo la figura de Monchi, que tuve la suerte de compartir con él cinco años en el Sevilla, y me enseñó mucho…Creo que soy bastante autocrítico, soy muy autoexigente conmigo mismo. Siempre intento mejorar independientemente de haber ganado, empatado o perdido” (José Luis MARTÍ SOLER, Ex entrenador del Club Deportivo Leganés)
3.2. “Dentro del club hay un ambiente de una necesidad y una presión tremenda. Pensamos que somos más más grandes de lo que somos y que no tenemos derecho a perder con equipos con menos nombre y menos historia. Y no darle normalidad a una derrota, perjudica muchísimo“(Antonio SÁNCHEZ DE LA CALLE –conocido deportivamente como Antonio CALLE-, Ex entrenador del Real Club Recreativo de Huelva. Decano del Fútbol español y declarado bien de interés cultural. Fue sustituido recientemente por otro clásico de los banquillos de la categoría: Juan Carlos POUSO LEJONAGOITIA –conocido deportivamente como Carlos POUSO-).
En este siempre importante Club milita nuestro querido Alexander Szymanowski, el que fuera nuestro capitán y uno de los héroes del ascenso de 2016. El extremo hispano argentino es leyenda pepinera después de haber sido máximo goleador del ascenso a Primera División (13 goles) y también de la primera permanencia.
De su cabeza salió el gol que salvó al conjunto pepinero en San Mamés. Aquella campaña la cerró con 8 tantos que se ampliaron hasta 10 el curso siguiente.
Alexander tendrá siempre un lugar en el corazón de los aficionados pepineros. Gloria y honor a un gran jugador y una magnífica persona.
José Luis López es Profesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y, como habéis podido comprobar, un grandísimo y fiel seguidor del C.D. Leganés.